Historia del Colegio
Orígenes de la congregación de las hermanas Carmelitas de la caridad vedruna en Sevilla
Hacia la segunda mitad del siglo XIX, Sevilla inicia una expansión apoyada en la construcción del ferrocarril y aprovechando el derribo de parte de sus murallas antiguas. La ciudad crece hacia el este y el sur, es el Ensanche decimonónico, que se completa en las primeras décadas del siglo XX con los edificios construidos con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929 (Plaza de España, Jardines de María Luisa).
Al morir Joaquina de Vedruna, la Madre Paula del Puig se hizo cargo de la Congregación, que contaba con un alto reconocimiento social. Las Hermanas eran solicitadas en muchos municipios de Cataluña y posteriormente Madrid y Cádiz.
El 4 de octubre de 1877 llegó a Sevilla como Prelado Don Joaquín Lluch Carmelita Calzado. Él había conocido a las HH treinta años atrás durante el tiempo que había ejercido el cargo de director de la Casa de Caridad de Barcelona. Escribió a la madre Paula del Puig, porque deseaba montar en la ciudad andaluza una escuela obrador para niñas pobres y una dominical para adultos y quería que fueran las Carmelitas las que se encargaran de ello.
La entrada de las Carmelitas en la ciudad no fue hasta el 1 de marzo de 1880 pues la madre Paula quiso acompañar ella misma a la comunidad y hacerse cargo de las condiciones. La madre Concepción Torrens quedó como superiora de aquella comunidad de seis hermanas a las que pronto se les sumarán otras dos.
Desde el primer momento la madre Paula no pudo avenirse con las pésimas condiciones de aquella casa que resultaba insuficiente. Estaba situada en la calle Calabria, “callejuela no muy buena”.
Don Marcelo Spínola, canónigo penitenciario, se interesó por las HH y les procuró medios de permanencia. Inmediatamente se iniciaron gestiones para ver de comprar un local conveniente.
Aquel año de 1880, madre Paula pasó la Semana Santa en Sevilla tratando de encontrar un lugar adecuado, pero aún habrían de estar las hermanas seis meses más en aquella casucha. Al fin de compró el palacio de los Tavera. El 14 de septiembre se hizo el traslado y el 1 de octubre don Marcelo celebraba ya allí una misa cantada, y por la tarde el arzobispo bendecía los locales.
Las dificultades de los primeros años, se vieron compensadas con una labor social eficaz y un colegio creciente. A los cinco años de estar establecidas tenían 20 colegialas de y la escuela de gratuitas llegaba a dos centenares. Don Marcelo Spínola fue su confesor y les dio los retiros mensuales. A ellos llevaba a su hermana Rosarito y a Celia Méndez, futura fundadora de las Esclavas Concepcionistas. El año 1885. Celia convivió con las Hermanas, por ello puede decirse que en aquella casa, hizo su noviciado y que allí se escribieron sus constituciones.
La comunidad permaneció en la calle Bustos Tavera hasta el 10 de octubre de 1967 fecha en la que se realizó el traslado a la calle Espinosa y Cárcel, al edificio que todos conocemos.